Las mesas iluminadas con velas y decoradas con blancos manteles de fino algodón acturiano denotan que el club tiene el lujo y la elegancia de los espectáculos de principio del siglo XXIV; que a su vez trataban de imitar los espectáculos de la época dorada del cine del siglo XX.
Mientras una cantante de pelo largo y moreno canta sobre el amor y se quita lentamente unos guantes de satén negro que le llegan por encima de los codos. Veo que a mí lado está Selena Jean. Pero no con su corte de pelo y su mono de minero. Lleva el pelo largo y un traje de satén ceñido. Se acerca a mi oído y me susurra -"Comandante, comandan......"
- ¡Comandante, comandante demonios despierte! - grita una voz desconocida por un intercomunicador.
Abro los doloridos ojos para descubrir dolorosamente que me duele todo y que las piernas no las siento pero si las sintiese también me dolería. Son los efectos de despertar de la crio-hibernación. Estoy sentado en un pequeño habitáculo delante de unos mandos que me resultan familiares.
-¿Quién eres? ¿Dónde está Selena?-
- ¡Comandante no hay tiempo para presentaciones! - la voz suena nerviosa y con un extraño acento que no ubico. - Estamos bajo el ataque de dos Cobras MK3 y una Viper de una facción pirata. He tratado de dialogar pero quieren que les entregué una mercancía que no tengo. Necesito su apoyo para destruirlas. Por ese motivo le he sacado de su cápsula de escape y le he ubicado en un caza. ¡En marcha!-
Me agarró a los mandos de lo que mi memoria me dice que es un caza modelo F63 Cóndor. Durante la instrucción y en las diferentes pruebas de acceso nunca faltaba unas horitas en el simulador pilotando los modelos anteriores F43 y F46. Pero ahora todo es de verdad y los enemigos son reales.
Salgo del pequeño hangar y giro el rápido caza para comprobar que mi salvador y recién nombrado jefe pilota una Anaconda. Parece que los escudos aguantan el ataque de las tres naves y se defiende lanzando ráfagas azules que no había visto hasta ahora ¿Cuánto habré estado en hibernación?

Las dos Cobras, que se coordinan como los lobos de una manada, se alejan para analizar la situación. Son dos naves armadas frente a una nave grande y lenta y un pequeño caza de apoyo. Tienen una mínima ventaja y deciden atacar cada una a un objetivo. La Cóndor frente a la Cobra no es rival por lo que tiro de propulsores para que la Cobra me persiga.
Hago varios rizos y giros pero no me quito a la Cobra de encima mientras baja mis escudos. Pero eso es lo que quiero, la he obligado a girar de tal manera que el piloto no se percata de que al perseguirme deja su flanco izquierdo cerca del morro de la Anaconda que no duda en embestirla bajando su escudo y encajando un tiro azul en el núcleo de energía. La Cobra queda como un insecto boca arriba. Y la segunda Cobra al ver que se encuentra en desventaja se aleja rápidamente para saltar a supercrucero.
- Vámonos de aquí antes de que vuelvan con más y mejores naves.- me dice el piloto de la Anaconda. Me abre la compuerta para acoplarme en el hangar.
Una vez acoplado y a salvo en el pequeño hangar, una compuerta se abre para descubrir a un hombrecito entrado en carnes y medio calvo vestido con una túnica sobre el traje. Levanta las manos y me coge por los hombros. - ¡Por el todopoderoso Ormuz! ¡Vaya paliza que les hemos dado amigo, ven al puente que tenemos que saltar!-
Mientras subimos al puente de la enorme nave, se presenta y me dice que se llama Mardonio Babayan, un funcionario de Beta Hidry enamorado de la Astronomía que al jubilarse compró una nave y se propuso viajar por la Galaxia. - Mis padres eran de origen persa y han mantenido sus tradiciones milenarias; a mí siempre me gusto la Astronomía, así que decidí visitar las constelaciones que los grandes astrónomos persas como Abd ar-Rahman Al-Sufi observaban desde la vieja Tierra. Constelaciones como Barshaush, Al-jabbar o Ar-rami que en occidente llamaban Sagitario y que es el centro de la Galaxia. - Me dice como si yo no lo supiera.
Venía de vuelta del centro de la Galaxia cuando encontró mi cápsula de escape y decidió recogerla para entregarla en el primer sistema donde atracase. - tu cápsula viajaba a gran velocidad, tuve que usar tres drones para cogerla.- Llegamos a un pasillo y se recoge la túnica para andar más rápido. - ¡¡Últimamente la Galaxia es peligrosa!!, Thargoides y piratas campan a sus anchas y molestan a un humilde explorador como yo.- Mardonio tiene poca pinta de humilde, el coste de la nave y los datos de exploración que debe guardar de su último viaje deben de ser como una humilde fortuna por lo que no me extraña que los piratas le persigan. - Me dirijo a Deciat a entregar datos de exploración a Felicity Farseec.- Llegamos al puente y se sienta en la silla del capitán y me invita a sentarme en una de las sillas de copiloto.
No me acostumbro a los puentes de las grandes naves. Soy más de cazas y transportes. El puente de la Type 9 es como un añadido al enorme cuerpo de la nave. Pero en la Anaconda el puente parece un salón de baile. - ¡Aún me quedan varias estrellas que analizar!.- me grita Mardonio desde su sitio - Oye ¿Porqué no me acompañas y haces de escolta hasta Deciat? Te pagaré bien. Hace el gesto de frotar el pulgar y el índice lleno de anillos con piedras preciosas.
-De acuerdo, pero con que me de alimento y cama es suficiente, gracias- le digo por el comunicador que parece que nunca ha usado. -¿Cuál es el próximo destino? - - Cambio -
-Pues una estrella a 52 años luz, Agárrate que en un salto llegamos.- Dice metiendo los datos en el motor de salto.
-¿Cómo que en un salto? ¿Está Anaconda puede saltar tanto? Seguro que el motor está muy forzado. - Cambio-
-Nada de todo eso.- Me grita desde su sitio - Esta nave lleva lo último en tecnología guardiana desarrollada por las investigaciones de Ram Tah.- La nave comienza la secuencia de salto pero lo hace suavemente y con un leve zumbido.