RESUMEN: "Tras afianzar el control en Dalam vuelvo a coger la Vulture para mejorarla"
Mientras me dirijo a Sakaja para buscar aislantes farmacéuticos soy interceptado por una Fer de Lance escoltada por una Diamondback Explorer. Una nave por muy habilidoso que sea su piloto si se enfrenta a varias naves grandes, se encontrará en desventaja porque mientras combates con la nave más grande y potente, la otra puede dispararte a un módulo principal y dañarlo sin remedio.

Aun así; sí consigo destruir la Fer de Lance, el otro piloto puede salir huyendo. Pero me lo estoy jugando todo a una carta. Los escudos de la Vulture aguantan las ráfagas de los multicañones de la Fdl y de los láseres de la Diamondback. Mientras mis láseres van debilitando los escudos de la ágil nave de combate. Sigo durante diez minutos en un peligroso baile con la muerte hasta que veo que mis escudos están casi agotados. Activo el acumulador de escudos para levantarlos y lanzó un eyector de calor para no sobrecalentar mi nave.

En ese momento escuchó el impacto de un arma de railes. La Diamondback ha esperado el momento adecuado para inutilizar mi acumulador y la Fer de Lance ha terminado de bajar mis escudos. Levantar los escudos prismáticos puede llevar cinco o seis minutos en los que estoy a merced de mis enemigos. Optó por redirigir la energía a los motores y aumentar la distancia con mis perseguidores. La Vulture aún no ha pasado por las modificaciones del Profesor Palin por lo que corre pero no mucho. Analizo mi situación y preparo el sistema de emergencia por si tengo que abandonar la nave.
Sigo huyendo mientras los motores van a plena potencia. al escudo le cuesta recuperarse y mientras la Dbx me encaja algún disparo lejano con los raíles. Ahora desearía tener un sistema de autoreparación y podría seguir huyendo mientras reparo y recargo el escudo.

Mi enemigo me encaja un disparo en la planta de energía y comienzo a perder potencia. en una par de minutos me alcanzaran. Solo me queda hacer lo que los pilotos llaman un "Rocketman"; sobrecalentar la planta de energía a máxima velocidad y según estalla lanzar la cápsula de escape. A la velocidad estándar de eyección se añade la velocidad de la nave y la fuerza de la onda expansiva lanzándote como una bala de cañón. En algunos intentos controlados, un piloto consiguió bastante velocidad y les costó bastante a las naves de rescate alcanzarlo. Pero se me presentan varios problemas: morir en la maniobra, vivir pero al no existir en el espacio resistencia que frene la cápsula salir disparado hacia el espacio exterior y que nadie me encuentre o peor aún, ir directo hacia la atracción gravitatoria de una estrella.
Me preparo para la maniobra poniendo la cápsula en manual mientras reviso el diario de bitácora, envío mis coordenadas y pienso en lo poco que he utilizado está preciosidad. Pienso en mis amigos, en Lori y en Selena, en el Barón y en las fiestas de la familia Cheung.

La computadora comienza a pitar indicando un fallo crítico y pulso el botón de escape. Caigo en la cápsula y pongo la mano sobre el botón de lanzamiento. Noto una sacudida y pulso el botón sintiendo la aplastante gravedad del lanzamiento. Es difícil calcular una velocidad sin un punto estático desde el cual medir tiempo y espacio pero mi experiencia me dice que superó los quinientos segundos luz. No creo que me persigan.
Mientras la capsula gira y la fuerza centrifuga me pega al asiento. pulso el procedimiento de "criosueño" y pierdo la consciencia.