El peligro de los primeros momentos han dado paso a una situación un tanto extraña. La estación sigue en llamas pero han comenzado las operaciones de reparación, el calor axfisiante ha hecho que de una maleta olvidada coja unos pantalones cortos y una camisa de flores de manga corta. Temo que por las diferencias de temperatura coja un resfriado pero no se que ponerme porque o me aso de calor o me hielo de frío.
Los pasajeros en cuanto vieron que la evacuación se estaba organizando y que ya no corrían tanto peligro, han comenzado a calmarse y quejarse, algunos reclaman un camarote mejor e incluso preguntan cuando pasa el servicio de comidas. El sistema de autolimpieza de la “Arrowhead” esta empezando a colapsar. Me temo que tendré que volver a pedir que la limpien de arriba a abajo.
He coincido con varios miembros del Escuadrón el Infinito que estaban en la zona: los comandantes Sulaco, Freyja y SM. Me cuentan anécdotas parecidas tomando algo en la cantina de la Fragata, mientras lo refugiados son reacondicionados y enviados en Cruceros de Transporte de vuelta a la Burbuja. Por lo que comentan otros pilotos en las otras estaciones atacadas sucede lo mismo, empezamos a tener la sensación que somos meros ascensoristas.
La Administradora Solis sigue apuntando los pasajeros que subo pero no puede darme más información sobre el futuro de las operaciones en la zona. Los científicos de AEGIS fueron los primeros en ser evacuados y su paradero es secreto. Los sistemas están constantemente escaneando la zona ante la posibilidad de que vuelvan los thargoides a terminar lo que empezaron. Es un temor constante que tenemos todos, volar en la zona hace que cualquier destello o fluctuación en el radar te ponga en alerta.
Hace un rato mientras bajaban los evacuados y revisaba el tren de aterrizaje. Un hombre mayor y su mujer se han acercado. La mujer quería besarme las manos por haberlos salvados. Habían venido a la estación a ver a su hija embarazada porque su marido está destinado aquí. Cuando se produjo el ataque. AEGIS traslado su personal y ellos quedaron atrapados. Le pido a la mujer que pare, que estoy lleno de grasa de amortiguadores y que acepto su gratitud. Mientras la mujer se aleja a uno de los puestos para recibir ayuda. El hombre se gira y me mira.
- ¿No tengo muy claro si es usted quién creo que es?- Dice con la determinación que le da los años.
- Si lo soy.- Digo con resignación con mis pantalones cortos y una camisa de flores.
- A la última persona que hubiese esperado ver en un rescate como este es a usted. Me alegra comprobar que estaba equivocado. Gracias por todo.-
-No las hay. No tengo que justificar lo que hice. Pero no soy el monstruo que dijeron la Federación y los Medios de comunicación.-
El hombre vuelve con su mujer que hace cola frente a un puesto de control. Yo vuelvo a preparar la Arrowhead para ir a rescatar a más gente. Me doy cuenta que Didi Vatterman por una vez, está equivocada.