31 Diciembre 3303, 9:26am.

RESUMEN: “Una llamada de mis compañeros del escuadrón del infinito me moviliza para preparar mi Python para luchar contra los thargoides”.

   De pie frente a la nave, observo la belleza de sus líneas; Core Dynamics no escatimo en gastos a la hora de diseñar la Python. Su forma aerodinámica la hace excelente para bajar rápidamente  a la superficie de planetas atmosféricos. Sus seis montantes para armas y su capacidad de carga la hacen una de las naves más versátiles y económicas. Aunque mi “Arrowhead” ya tiene varias modificaciones, para utilizarla contra los Thargoides creo que tengo que mejorar varias cosas, Empezando por los propulsores. Frente a los Thargoides, la experiencia me dice que además de agilidad también necesitas velocidad.

   Lo malo es que en la zona de las Pléyades, la única estación que tenia módulos grandes era “The Oracle”, pero aún está en reconstrucción. Por lo que tengo que viajar doscientos años luz hasta un sistema donde conseguir los propulsores de clase 6A y volver a Maia para que el equipo de Palin me los mejore.

   En el sistema Nauni consigo los propulsores 6A y la planta de Energía de clase 7A, la transacción se libra con cincuenta millones menos en mi cuenta; Eso supone el precio de dos naves de tipo mediano. Me imagino todo el papeleo que tiene que tener el bueno de Geoffrey en estos momentos.
 
   Viajo desde Nauni hasta Maia y una vez en “Palín Research Center”, ni me molesto en preguntar por el profesor tras nuestro último encuentro. Pido ver a Hermman Takashi, uno de los discípulos de Palin que hace un magnifico trabajo en los motores. Apenas se calientan y ha conseguido un cuarenta por ciento más de empuje, desde aquí tengo que volver a coger la ruta Maia-Kuwemaki pero con menos prosa que la ultima vez en la que la “Scalpel” estaba desequilibrada y se apagaba. Pero de momento a la “Arrowhead” con la nueva planta energética  le sobra bastante energía.

   Preparo la computadora de navegación para intentar utilizar las estrellas de neutrones  y me acomodo en el sillón porque va a ser un viaje largo y me estoy quedando sin mis queridos pretzels. El ordenador me indica que termina otro año terrestre y me doy cuenta de que tengo media botella de Brandy Laviano y doce pretzels para pasar la noche.